En el contexto de la enseñanza extraída de Romanos 5:8, en la que se afirma que “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”, encontramos que somos reconciliados en una cruz según lo expresado por el Pastor Mario Cano. Dios, como autor supremo, se revela a través de diversas manifestaciones, desde la majestuosidad de la creación hasta la claridad de su Palabra, como se evidencia en pasajes como Éxodo 3:7-8, Salmo 19:1, Romanos 1:20 y Juan 1:9-10.
La esencia de su amor se revela en su decisión de amarnos incondicionalmente desde antes de nuestra creación. Esta verdad se plasma en versículos como Juan 3:16 y 1 Juan 4:10. La acción de Dios en darnos a su Hijo demuestra este amor incondicional que trasciende nuestras emociones.
El alcance de este amor divino se extiende a todos, como se expresa en Juan 3:17 y 2 Pedro 3:9. La moralidad humana no puede salvarnos de la condenación eterna; solo a través de la fe en Jesús encontramos la verdadera libertad.
A pesar de nuestra condición pecadora, el poder de Dios se manifiesta en su capacidad para redimirnos, como se menciona en Colosenses 2:13 y Efesios 2:4-5. La humanidad a menudo elige vivir en la oscuridad moral y religiosa, pero solo Cristo puede traernos a la luz.
Cristo, como el consumador de nuestra fe, es quien nos guía hacia la salvación. Su sacrificio en la cruz nos ofrece el único camino hacia la redención, como se afirma en Juan 1:29, 1 Timoteo 2:5-6 y Hechos 4:12.
En resumen, la cruz representa el medio por el cual Dios nos reconcilia consigo mismo, revelando su amor, poder y plan de salvación a través de Jesucristo.
